martes, 16 de agosto de 2016

En ese adios

Depravada tu sed que niega al agua
justo tu mirar en otros ojos
perverso el rió que te aparta
y mezquina , mezquina soledad que quiero.
Serena la corriente a tus pies siempre
mientras el torbellino incauto de mis pasos
quiebra la armonía sencilla
como lagrima en unas mejillas como las tuyas.
La perla, roció de la mañana recordara ese nombre
que tu boca enmudece
y brillara el cielo a mares por tu piel,
piel que ayer fue mia

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