Sé cuál es tu nombre
me lo dijeron tus labios.
Pero me maravillo pensar
o mejor dicho imaginar
cual es el nombre
del ángel majestuoso
que vive en tu pelo.
Él juega entre tus hombros
besando el tallo delicioso de tu cuello
robando de mi imaginación la fantasía
dando a mis ojos
la dicha fantástica de verte.
Es sábado a la mañana
hace frío, pero el sol es bondadoso y se derrama sobre mi ciudad y calienta suavemente a quien toca con su tibia presencia.
En la cocina bato un cafre con frenesí, me gusta con espuma
La caldera silva, subiendo su tono para que la escuche.
Por la ventana que da al patio, se ve en el mejunje de verdes una flor, sí, una flor roja, de esas que se asemejan a un cepillo de peinar,
y me adelantó en el tiempo de primavera, me transporto.
Un enorme gato gris se cuela en el mullido pastizal que nadie se atreve a cortar, se despereza haciéndose dueño del jardín.
Que rápido pasa el tiempo.
El café está listo, el hornero canta sobre el eucaliptos, una pequeña brisa mañanera baila a su son, mientras allá en lo alto algunas nubes se desprenden de cielo azul. Hablo solo y rio como un loco.
El sol me da en la cara,
como sus caricias
que ayer, llegaron desde lejos.
Todas las mañanas
Todos los días
Todas las tardes
Todas las noches
Todas las horas
Todos los tiempos
te pertenecen a tí.
Sonríe mujer sonríe.
Así fue,
Así es
y así será
ahora y por siempre.
Lo que más me gusta
es que tú, lo sabes!
y estoy indefenso ante eso.
Cae suavemente la tarde
el horizonte se llena de oro
entre el cielo y la tierra
el remolino de nubes
mezclan sus coloridas figuras con el lejano pero verde paisaje.
Algún pájaro canta,
quizá buscando su nido.
Se vierte en alma un viejo recuerdo, que simula herir aún más.
Llévatelo,
le digo al tiempo y a la noche,
que por si acaso me encuentre
divagando
le pido clemencia y me dejo llevar.
En este inospito páramo
que es iluminado
por un sol enorme
que reina en un cielo oscuro
que da latidos a un cuerpo moribundo, que está empantanado en algún viejo recuerdo que no cesa de doler donde los segundos se extienden por siglos, en ese mismo lugar, te espero cada día.
Comenzó la lluvia aquí en Carrasco
Mientras el agua rebota con fuerza en el gris pavimento, las personas que son sorprendidas por la lluvia, corren a protegerse,
a los evasivos refugios que no aparecen por ningún lado,
y se amontonan cuales aves mojadas, bajo una acacia que con su frondoso verde,
los acurruca cual madre a sus hijos. Se puso frío de golpe, la lluvia intensa se detuvo, quedan en el aire algúna que otras gotas de agua, que seguramente perdieron en el camino.
Las luces de la calle
se encienden, en alguna radio suena " estaré esperando por ti"
el camino a casa es largo y aburrido. Algunos paisajes recorridos por los dos,
se presentan ante mí mi cuál demonios del mal, que clavan puñales que hieren sin lastimar.
El aire es pesado, en este raro invierno, que se acentuó, es como existir sin hallar algún sentido a la vida.
Te extraño, y eso es un tormento.
¿Cómo el sueño de tu niñez, se convierte en tí?
Dejas que en tu reino, reine la paz.
Sonreis como el amanecer, que brota en cada flor, en todos los rincones.
La miel y la sal, se convierten en elixir en tus manos.
Lloras y llora el cielo, tu dolor fue nuestro, como es nuestra la luz de esa tu sonrisa.
Eres abundancia de todo, como es el mar abundancia de todo.
Regalas más que exquisitez con tus manos, y aún más con tu alma.
Sin verte,ya no es lo mismo, no puedes pedirle al otoño que regale jazmines, pero si al verano días de fulgurante sol, y eso eres tú.
Tú,
la isla que aguarda la ola.
Yo,
la ola que llega impetuosa
y se adentra en las rocas,
en las playas,
en las bahías insoslayables,
llenando de espuma tus
costas, como que mí cimiente,
desbordara tu vientre,
inundando de vida
tu maternal figura femenina
que se mantiene a la espera,
entre océanos que chocan
con la ferocidad de los dioses.
Caminaban las horas
así como camina sobre tu abdomen
esa deliciosa gota de sudor
que bebería de tu piel
de ser tu mía.
