sábado, 15 de junio de 2019

Calles de misterio

Ella, se encontraba de viaje, paseos largos, sola, intentando buscar lo que sentía perdido, lo que sentía que le pertenecía, pero sin saber qué era eso realmente.
Por las mañanas, como a las diez, solía encontrarse dando vueltas por pequeños pasillos en las partes más viejas de la ciudad, en esos lugares, donde se respira la historia antigua, donde el tiempo parece haberse detenido donde los ecos permanecen vivos a pesar del tiempo, y con ese mismo encanto logra transportarnos en una atmósfera, que puedes tocar con las manos.

Una de esas mañanas, en el que el cielo se vestía de algodón, con un encaje perfecto y el sol actuaba de broche en un impecable cielo azul, después de una extraña tormenta, que logro despertarla por su intensidad desmedida y sus destellos de color azul purpura, llenando el ambiente de un aroma, no muy común a flores y esencias orientales, que pudo identificar casi de manera instantánea,...como si me encontrara en otro sitio murmura ella, y respira profundo... un elevado pero suave suspiro que la estremece.

Llena sus pulmones suavemente, como degustando con exquisita dulzura ese néctar invisible, que la arropa tibiamente, cual si tuviera vida. sus pasos la llevaron al diminuto  y redondeado balcón de ese séptimo piso, adornado con hermosas figuras de hierro labrado pintadas de verde ingles y un hermoso pasamano de madera donde el delicado lirio de sus dedos se apoyaba para apreciar la tormenta que se dibujaba en el horizonte, que se perdía tras los cerros de esta diminuta ciudad.  

Sintió frió en sus pies y vio que a diferencia del interior de su habitación, en el balcón, el piso era  de mármol, al apreciar tal detalle descubrió la hermosura del labrado de la verja del balcón en donde se resguardaba y pensó, que labor extraordinaria, cuanto arte tras de esto. Sus ojos también se posaron en una pequeña maceta color terracota que se disimulaba con su diminuta silueta en el rincón izquierdo cerca de la enorme puerta de madera y cristal que ella abrió de par en par cuando se dispuso a salir a apreciar el espectáculo natural que le regalo la madrugada y que ella disfruto plenamente hasta que la lluvia la obligo a refugiarse en el interior de esa habitación de hotel. Parpadea el cielo nocturno, como si un gigante se ocultara tras aquellas montañas que se adentran en esta ciudad, vieja ciudad encantada que mezcla y amalgama recuerdos y hechos de la vida, y las funde en un misterioso y leve lapso de tiempo, que nosotros llamamos vida, y que al igual que un laberinto, nos mantiene durante gran parte de nuestras vidas, buscando el camino que nos libere de ese agobiante sentimiento de soledad que oprime el pecho, que nos despierta, o en el caso de ella, no dejándola dormir por las noches. De pronto un enorme fogonaso se ve tras las nubes, como si un viejo capital marino hubiera disparado desde su viejo barco a algún corsario que se atreviese a piratear. Segundos después aquel estruendo sacude los cristale, hace temblar las paredes, provoca cierta intranquilidad en el ambiente que es acompañado de pronto, por la lluvia que cae mágicamente en la ciudad que ciertamente descansa. El enorme rayo, o trueno hace que a ella se le erizara todo el cuerpo, y hace que busque abrigo, un delicado suéter con enormes botones Bridge que le llega hasta las rodillas.
En esa mañana mágica lo halló, caído detrás de un viejo estante en la parte más vieja de esa biblioteca, que era atendido por un anciano que parecía tener mil años, con tantas arrugas como caminos un mapa, y una sonrisa salida del corazón pero una vos suave y firme que aparentaba si uno no lo viera al hablar que solamente tuviera unos cincuenta años.

Mientras ella levanta el libro que yacía en el suelo, su rodilla se apoyaba en éste cuál penitente y su brazo se estiraba por detrás de la vieja biblioteca que parecía jamás se hubiera sacudido, y cuyo polvo le hizo estornudar. 
Se escuchó a lo lejos la voz del dueño del negocio decir.
Parece que lo ah encontrado, verdad?
Como? Dice ella
No le entendí...
Que parece ha encontrado lo que buscaba, repite.
Nadie se ensucia tanto para levantar algo si no es importante.

Ella le sonríe y responde
si es verdad, nadie lo hace.
Mientras viene sacudiendo el polvo que se quedó pegado en su pantalón blanco y su camisa color crema. Parece que hubiera viajado mucho dice el propietario, viendo salir a está mujer de la nube de polvo, mientras camina hacia el, tosiendo y estornudando.





viernes, 24 de mayo de 2019

Frente a la ventana

Abandonas la cama completamente desnuda 
y dejas ver la sedosa juventud
que durmió a mi lado.
Parada frente a la ventana
 descubres el Elba, lo miras pasar
y ves
que se aleja de prisa sin preguntar
llevandose mil vidas en su camino 
y los sueños, que he de soñar.

Caminas apenas en puntas de pie hacia el pequeño baño
de esta barata habitación que finge ser mi hogar.
Tu rostro radiante da mas luz que ese sol que apenas se asoma,
tu figura deliciosa y tu piel de niña despierta el instinto otra vez.

Corres a mis brazos con pasos cortos, emocionados 
te lanzas sobre mi, riendo, con el canto de mil aves
besas mis labios, acariciándome la nuca, como enamorada sin enamorarte.
Tu mezquino placer, mana de tu vientre cual rocío cuando te acaricio.

Húmedo el lecho, huele a amor.
agónicos suplicios de más, brotan de tu erizada piel 
Que se rinde en mis manos de fuego.
Tomo tus caderas con suavidad, te acerco a mi cuerpo
Tus blancas mejillas, se volvieron rojas, 
como a veces el cielo.
Cae tu cara en mi pecho, dejas
cerrar tus ojos
mientras tu corazón, golpea fuerte igual que el mio.
Quito tu llovido pelo de tu cara, 
tu sueñas quizá.
Las horas pasan a rastras, mientras 
se dejan llevar hacia algún atardecer.
Se tiñe de claridad de luna la oscura tarde
y las estrellas chisporrotean mas atrás,
los sueños que habrás soñado serán tuyos
como mio es mi sueño y soledad.

Hoy solo quiero amarte, me dices
y tu, solo quieres amor
de un amor perdido que se te fugase
que se llevo consigo, tu corazón.






jueves, 23 de mayo de 2019

Incienso, perfume y café

El calor de la mañana es fuerte, busco la sombra de los edificios 
voy camino a su casa, llego... me paro frente, 
respiro, dejo que el corazón se calme 
y empujo la enorme puerta caoba finamente labrada 
que me lleva a las escaleras.
Subo corriendo los veintiséis escalones del impoluto blanco mármol que la decora.
Llego al descanso y vuelvo a subir casi en un segundo los otros veintiséis peldaños 
mientras mi mano se apoya y se desliza en la baranda de madera 
que decora el enorme caracol que me llevara hasta tu puerta.

Llego agitado, respiro el aire casi húmedo de este viejo 
pero inmaculado edificio de mil historias.
Me dirijo hacia tu puerta, el decorado en el suelo, es un jardín de mil flores, 
los zócalos antiguos hacen de vergel, con sus azules y verdes 
que todo lo iluminan sobre estas paredes blancas. 

Tu puerta color madera impecable
me detiene como un coloso.
Mantengo la respiración en calma
te intuyo del otro lado.
Percibo tu perfume que atraviesa la frontera 
de este bosque de cedro que nos separa
cual valle santo del Líbano, que ahora, esta frente a mi.
Suena la campana que anuncia mi llegada
se escuchan pasos presurosos que se acercan a la entrada
en la cual me hallo.

Abres, estas descalza y mi remera te viste
cubriendo hasta la mitad de tus muslos
tu sonrisa fantástica me atrapa
casi rompo en llanto, tu me abrazas
que bien hueles, tengo café... dices
llevándome de la mano hacia la cocina.
El ambiente cargado de esencias que lo perfuman
ese incienso quedo colgado entre nosotros como alguien más.

Giro hacia la ventana que da a la calle 
decorada de tul como te gusta.
el bullicio quedo fuera
solo el silencio es el Rey
el incienso, tu perfume y el café.

Me abrazas fuerte por detrás
quitándome el equilibrio, me giras hacia ti
parada frente a mi, tocas mis mejillas y me besas suavemente
Que te pasa...preguntas, y yo mudo
quien podría hablar ante tanta belleza
quien seria capas de romper el mágico instante
que regala tu voz.
Mis veinte quedaron atrás, pero tú
tú apenas caminas en ellos.
tus pies, tus pies son tulipanes 
que pisan esa alfombra que los besa a cada paso, 
tus pies son tulipanes, engarzados como joyas 
a esos tallos maravillosos que son tus piernas 
que llegan al cáliz sagrado debajo de esa remera blanca.

que hermosa eres...me digo
Revuelves el café, 
levantas tu mirada, 
levemente llevas tu pelo llovido en la lozanía de tu cara
hacia atrás con un suave movimiento de tu mano. 
Que te pasa...preguntas nuevamente...que te pasa
Te miro,  y eres primavera, eres la plenitud primaveral
casi no puedo describir tus manos...
no puedo describir tus mano...
Esa cinta que rodea tu muñeca 
a la cual le escribiste mi nombre
desvía el pensamiento...y te miro
como no mirarte, y tu me sonríes
sigo callado...
Las ansias de la mañana al despertar
mi corrida  por tu calle hasta tu casa
mis saltos en la escalera
mi respiración agitada y todo eso
igual así... guardo silencio ante ti
guardo silencio.
mientras aprontas el café, no hago mas que contemplarte
tu perfume, el incienso y el café son testigos
en una mañana que sera eterna
tus labios que dan frescor y ya despabilados
me sugieren pasiones y deseos.

Tu pelo vuelve a llover sobre tu rostro 
cubriendo tus ojos negros y la palidez lunar de tu cara
miro tu boca, tu piel, que resplandece
ante mi como la aurora.
Si buscaba el paraíso lo halle aquí, ahora mismo
no se si la mañana le presto al momento 
o si fuiste tu, quien  presto a la mañana.
Lo cierto es, que esta eterna época
me la regalaste.