domingo, 16 de octubre de 2016

El estuario de las almas

Allí estabas amor mío, con el velo perfecto de tu rubor
primorosa sed, de este hombre que embriagado
camina en la pendiente luz que azota la enmarañada mañana
con un sin fin de palabras que no hablarán mis labios.
El viento, sí pronuncia el  trino y el silencio
que deja  perfecta en su tallo, la flor que no he cortado
robandole su aroma, como los oídos roban el sonido
y me envuelve y traslada al estuario de las almas
mientras regreso a la alfombra que vuela como las aves
que adornan el cielo para maravillar toda la esencia
perdiéndome en el abismo oculto de mi secreto

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