sábado, 24 de febrero de 2018

Se aproxima el sol otoñal


Pasos diminutos son los días
en ellos como siempre
cae el sol, nace la aurora y llueve.

Puño y corazón, parecen ser uno
y se funden en un estrecho abrazo
como el pretexto de un eterno final.

Amanece el atardecer
y este oro otoñal que ilumina mis flores
apaga delicadamente su lumbre y me abandona.

La escalera vacía es solo una pintura
que de encantadoras risas hoy carece
y se desvanecerá  en esos diminutos pasos.

Quizá la muerte de la noche
resucite en sueños alguna realidad
y la melodía de tu voz, me nombre.

Trato de oír en orilla
la caracola que tenga el sonido de la barca
que te regrese a mi playa.

Otro verano, que se perdió para siempre
que se esfumo, como aquella estrella
que corrió por tus mejillas.

Eterna será la noche, el día, las horas, la vida
seré hoja al viento hasta hacerme polvo
o hasta que tus manos me recojan.

No quiero escribir del amor
pero me he dado cuenta
que soy un completo desierto sin ti.














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