miércoles, 8 de mayo de 2024

En un rincón de paris

La calle humeda, empedrada y angosta frente a la torre eiffel
Aquel beso suplicante, ligero, tibio de aquel adios que aun duele
Que bien me digo, queriendo hacerme la idea de que ya la olvidé. Que bien hueles París en esta primavera, mientras inflamo mis pulmones al máximo, suelto el aire con un soplo y vuelvo a repetir, si que bien hueles París. Levanto las dos valijas, esa que cargan hace meses con toda mi vida. El viento levanta el lado izquierdo de mi bufanda, y se enreda con el último broche del Gamulán que ya me molesta, el sol azota la ciudad con una risa desenfrenada, y el viento le sigue la corriente y trae su agobiante resplandor hasta mi, y yo, cargado como las mulas de Mario, camino por la acera buscando el 3477 de aquella avenida que me hizo una vez tan feliz, donde en ese refugio de hotel pase los mejores momentos de lo vida.

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