El calor de la mañana es fuerte, busco la sombra de los edificios
voy camino a su casa, llego... me paro frente,
respiro, dejo que el corazón se calme
y empujo la enorme puerta caoba finamente labrada
que me lleva a las escaleras.
Subo corriendo los veintiséis escalones del impoluto blanco mármol que la decora.
Llego al descanso y vuelvo a subir casi en un segundo los otros veintiséis peldaños
mientras mi mano se apoya y se desliza en la baranda de madera
que decora el enorme caracol que me llevara hasta tu puerta.
Llego agitado, respiro el aire casi húmedo de este viejo
pero inmaculado edificio de mil historias.
Me dirijo hacia tu puerta, el decorado en el suelo, es un jardín de mil flores,
los zócalos antiguos hacen de vergel, con sus azules y verdes
que todo lo iluminan sobre estas paredes blancas.
Tu puerta color madera impecable
me detiene como un coloso.
Mantengo la respiración en calma
te intuyo del otro lado.
Percibo tu perfume que atraviesa la frontera
de este bosque de cedro que nos separa
cual valle santo del Líbano, que ahora, esta frente a mi.
Suena la campana que anuncia mi llegada
se escuchan pasos presurosos que se acercan a la entrada
en la cual me hallo.
Abres, estas descalza y mi remera te viste
cubriendo hasta la mitad de tus muslos
tu sonrisa fantástica me atrapa
casi rompo en llanto, tu me abrazas
que bien hueles, tengo café... dices
llevándome de la mano hacia la cocina.
El ambiente cargado de esencias que lo perfuman
ese incienso quedo colgado entre nosotros como alguien más.
Giro hacia la ventana que da a la calle
decorada de tul como te gusta.
el bullicio quedo fuera
solo el silencio es el Rey
el incienso, tu perfume y el café.
Me abrazas fuerte por detrás
quitándome el equilibrio, me giras hacia ti
parada frente a mi, tocas mis mejillas y me besas suavemente
Que te pasa...preguntas, y yo mudo
quien podría hablar ante tanta belleza
quien seria capas de romper el mágico instante
que regala tu voz.
Mis veinte quedaron atrás, pero tú
tú apenas caminas en ellos.
tus pies, tus pies son tulipanes
que pisan esa alfombra que los besa a cada paso,
tus pies son tulipanes, engarzados como joyas
a esos tallos maravillosos que son tus piernas
que llegan al cáliz sagrado debajo de esa remera blanca.
que hermosa eres...me digo
Revuelves el café,
levantas tu mirada,
levemente llevas tu pelo llovido en la lozanía de tu cara
hacia atrás con un suave movimiento de tu mano.
Que te pasa...preguntas nuevamente...que te pasa
Te miro, y eres primavera, eres la plenitud primaveral
casi no puedo describir tus manos...
no puedo describir tus mano...
Esa cinta que rodea tu muñeca
a la cual le escribiste mi nombre
desvía el pensamiento...y te miro
como no mirarte, y tu me sonríes
sigo callado...
Las ansias de la mañana al despertar
mi corrida por tu calle hasta tu casa
mis saltos en la escalera
mi respiración agitada y todo eso
igual así... guardo silencio ante ti
guardo silencio.
mientras aprontas el café, no hago mas que contemplarte
tu perfume, el incienso y el café son testigos
en una mañana que sera eterna
tus labios que dan frescor y ya despabilados
me sugieren pasiones y deseos.
Tu pelo vuelve a llover sobre tu rostro
cubriendo tus ojos negros y la palidez lunar de tu cara
miro tu boca, tu piel, que resplandece
ante mi como la aurora.
Si buscaba el paraíso lo halle aquí, ahora mismo
no se si la mañana le presto al momento
o si fuiste tu, quien presto a la mañana.
Lo cierto es, que esta eterna época
me la regalaste.