Quedé sorprendido por el brillo del labial negro en tu boca.
Tus ojos negros
El esmalte negro en tus manos blancas.
Tu vestido corto negro también, que llegaba a tus rodillas blancas como magnolias.
Cruzaste junto a mi, y tu pelo negro que llegaba hasta tu cintura brillo con mil estrellas y perfumo mi alrededor.
Esos tus ojos de mirada fuerte me atravesaron, y pareció que cupido se apoyaba sobre tus hombros, apunto con certeza y lanzó su flecha, dando en la diana que tenía en mi pecho forma de corazón.