El espíritu del tiempo,
se acomodo a mi lado
en el sofá junto al fuego.
La alborada desmiente
cualquier atisbo de alegría
que perplejo se grabó en mis ojos.
La brisa matinal que ayer dio vida
se empaca de nostálgicos versos
en hojas vacías que imploran.
Desmedidas horas sueñan tu voz
como en invierno se sueña primavera
o cómo el rocío a la noche sueña.
Los pasos sordos en las callejuelas
retumban el silencioso camino
y sin esperanza el alba se cuela.
En el pináculo del tiempo
se pierde el arrullo
que añora todas las horas
que alguna vez nos regalamos.
Y mientras las arrugas
nos esperan en el horizonte del tiempo
hacemos lo posible por olvidarnos.
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