lunes, 23 de julio de 2018

La piedra y mi nombre

Sobre el mármol blanco de mi mausoleo ojos cerrados le espero.
A ella, a aquella, dueña de mi destino.
En mis manos, rosas negras que se marchitan como los años en la piel.
En mis manos, tiemblan espinas que el tallo de la flor de aquellos años perdidos se clavaron en mis dedos.

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