La hipocresía recorre esas estepas con su guadaña.
La risa ha desaparecido por completo.
Las madres se quedan con el inmenso vacío del pecho y los adolescentes sin su beso en la frente.
Las espinas de metal atraviesan la delicada línea de la vida, y en su propia tierras se hace polvo.
A lo lejos quienes mandan se vanaglorian de sus designios mientras el mundo entero se tambalea.
La mentira que se ha apoderado del éter nos envuelve con su magnificencia y a aquellos que dicen la verdad se los condena cruelmente.
¿Donde esta el futuro que nos promete este instante?
Estos mis niños, arrebatos de los brazos de sus padres hoy, como hace mil años lo hacían los bárbaros.
¿Como pudimos volver a caer en esto otra vez?
¿Que nos está pasando?
Hemos dejado de pensar por nosotros mismos, hemos delegado nuestra vida, nuestros sueños nuestras esperanzas en manos de gente inescrupulosa, insensible insensata.
Quizá nos merecemos lo que hoy vivimos.