miércoles, 21 de noviembre de 2018

Todas las veces que morimos

No son aquellos, los mismos
que cargan mi ataúd
cada vez que muero.

Son dolientes diferentes
que acompañan la negra caravana.

Otras caras, otras lágrimas
otras gentes,
que se ven con asombro
por primera vez.

Otras vidas en mi vida
que inundan e iluminan por momentos la fragilidad del amor.

Se sorprendió esta hora,
por las miradas, y cada paso que me acerca a la fosa sale de mis labios, otra vez muriendo...

Por algún tiempo, se olvidara de mi la risa, mientras me oculto tras lágrimas invisibles que caerán suavemente como lluvia.

Y en esta lejanía algún día volverá a salir el sol, porque también el día muere y nace y la noche escapa y también surge, nace, vive...

Aunque ayer,  tras aquella coraza inexpugnable, hoy me siento mas vulnerable que nunca...
Por eso cada vez que pierdo muero y cada vez que te encuentro, hállo en ese encuentro, la eterna razón de vivir.

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