martes, 17 de octubre de 2017

Dia y noche

Corriendo sin pausa, pasa el camino.
Las nubes lo cubren todo,
el lucero que vive en mis ojos brilla, e ilumina sin descanso aquellos astros que viven en tu cara.
Pero en el mullido verdor de la primavera que se poso en la arboleda, el tiempo, ese que trascurre de prisa y con semblante orgulloso, se ha detenido.
Se oye entre escandalosos silencios, el frenético golpeteo de los cascos de algún corcel que vio por fin su libertad.
La hora del sueño a llegado por fin y me duermo, cuidando con mis armas ésa gloria, que se posa en mis pensamientos día y noche.

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