viernes, 29 de diciembre de 2017

Detrás de la lluvia

Mi boca está seca.
Ya no hay lluvia ni seda celestial
en el imaginario prado de ayer.
Las bancas, y el jardin
están vacías de amantes.
El trébol crece sin que nadie le ruede por encima
y le robe deseos y el ruiseñor,
dejo de lado el canto viendo hacia otro lado.
La mesa de noche, no escucha más aquellos alocados sueños.
Moja la madrugada al pasto que sube al cielo silencioso
en busca de las almas
que anidan en sus raíces.
Lloran auroras los horizontes como notas una guitarra
que también llora a lo lejos,
como el aullido desgarrador
del alma que casi en el infinito también en esta noche llora.
Muere suavemente
el año entero, y el tiempo que nos mata se detiene y nos ve a los ojos.
Si cayera en mi patio
la estrella de los deseos...
Será joven el crepúsculo
que nos ilumine
porqué estará en algún mañana escondido en un atrévete.
Ojalá como el deseo
toquen las aguas de la orilla como mis besos tus pies
como mis labios tus mejillas.
Húmedo beso aquel
que parió tu exquisita boca
que engendró tu corazón que
sació mi sed cuál copa
Tu sudor, vive
en mis mordidos labios
en los mismos
que besaron los tuyos
mientras caía sobre tu ciudad
y nos mojaba
aquella lluvia de verano.

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