jueves, 3 de agosto de 2017

Súplica

Ella dijo...
Oh, Dios mío, Dios mío
Déjame tocar el suelo que el pisa.
Déjame sentir el frío que el siente.
Deja que mis manos sientan la suavidad del pétalo en la flor.
Permite mi Dios
que me cautive el perfume de la madrugada en su lecho.
Deja que sea el sol
quien me despierte en sus brazos algúna aurora.
Déjame envejecer en su compañía
y no ser inmortal a tu lado.
Prefiero un instante de su mano
que la eternidad en su ausencia.

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