miércoles, 9 de agosto de 2017

Siempre tú

Recostada en la hierba como mariposa posada en la flor.
Tus alas al viento,
tu desnudez, tu esencia.
Primavera tu piel de mujer, y niña.
Labios de miel, cual fruta madura obligan a mis besos a encallar en ellos sin cantos de sirena.
Terciopelo verde imperfecto es el lecho del trigal que en mi mente ilumina tu tibio aliento.
A lo lejos se pierde el camino que le copió al oro su color,
y se zambulle en la fuente de la juventud que aflora desde ti, toda mi pasión.
El río corre cual corcel salvaje hacia la hierba que hoy en tu lecho de amor, se ha convertido.
El amparo de la tarde golpea mi espalda  con ese sol que se derrama sobre ella, mientras la poseen tus manos y en el infinito refugio de tu ser, mi amor se adentra en busca de más conquistas.
Beso de fuego, quiebra mi soledad, y arrebata desde mi alma todo aquello que traigo desde lo más remoto de los tiempos.
Cálida caricia la de tus manos después de morir en ti esta tarde, ya muy tarde.
El rojo atardecer ilumina tu silueta, mientras como el aire que me da vida, te escapas otra vez dejándome solo.

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