martes, 26 de septiembre de 2017

A ti mujer

Supiste con tus manos de ángel,
o de mujer extraordinaria
llenar vacíos, curar heridas
hacer caricias, sanar almas
que alguna vez fueron destrozadas
y que el paso del tiempo
sencillamente había olvidado.

Tú, amanecer,
si, eso eres, el amanecer
que quiebras con tu luz, el frió de la oscuridad
que viertes sin dudas para otros, lo mejor de ti
cargando sobre tus hombros. aquello que nos apena
que nos aleja de los anhelos y sueños
y que con un simple beso tu lo revives.

Frágil montaña inquebrantable y eterna
eres más que un símbolo, eres la esperanza
el camino, la huella y el destino
eres la siembra que alimenta el corazón
porque tras de ti, siempre hay algo bueno
sabiéndote cerca la noche ya no asusta.



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