Allí, sobre el mármol blanco estabas tu
tus ojos de jade se elevan al cielo y miran
en el horizonte la daga dorada del sol que se oculta
clava en el corazón romántico la esencia, tu amor.
Arenas interminables que levantan nuestros pasos
en este camino jamas pisado por nadie, solos tu y yo
así como polvo de oro que engarza tu castillo
se van tras de ti los suspiros míos.
La luna estira su manto y te da vida
en esta planicie que envuelve a África
que se comporta serena
y no tiene lobos
y no tiene lobos
que le aúllen a esa luna que hoy es tuya.
Se rasga el cielo en miles de estrellas
mientras veo como se comparan a ti
presurosas y antes del alba se pierden
como yo lo hago en tu cálido mirar.
El ritual de tu amor, lo enarbolas en mi
la seda que cubre tu imagen se endiosa
ruega el roció por tu espalda, como yo tus besos
cual sediento el agua o el rezo el cielo.
En esa enorme pila de sentires peco
a veces sin quererlo otras no tanto
el sendero brilla en tus mejillas
hasta el amanecer que llega.
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