viernes, 18 de noviembre de 2016

¡Amanece!

La habitación reboza de silencio
Silencio atado a la lujuria de la noche
 la pasión, el morbo que alimento la ausencia
el deseo desenfrenado de los años.

Los cuerpos en la cama cayeron de cansancio
sobre las  sabanas, no tan blancas del delirio.
Desparramados los dos como en una batalla,
sin orden y desnudos, caídos para uno otro lado.

Como que el agotamiento los sorprendió
allí mismo de esa manera, extenuados sus cuerpos
cayeron sin fuerzas en ese mismo sitio
que es el mismo que ahora los usa como adornos vivos
sucumbiendo suavemente en las primeras caricias del sol
que los acomoda mientras despierta el día.

El aroma de los cuerpos, lo impregna todo
el inconfundible aroma de cuerpos y sus fluidos
endulzan la mañana que se acomoda lentamente
entre sabanas y piel, dejando escapar también

el perfume de las flores blancas como el alma
que ayer, el amante que ahora agotado en la cama
le obsequio a su musa, antes de caer en sus brazos
y ser presa de la pasión desmedida de la ultima madrugada. 

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