viernes, 11 de noviembre de 2016

Pies heridos

Mis descalzos pies heridos caminan tras la fantasía
hasta el suelo llegan las ramas de los cipreses como tul
sobre mis hombros desnudos, las copas de los arboles caen.

El pelaje del bosque se mese y se mese con el viento
en el pantano del alma cruje sin piedad el batido sur
clama en la agónica noria del destino que pide la unción

Se sumerge en el almíbar agrio la sedosa piedad
que atrapa en categóricas rimas la prosa sublime que lo nombra
y acomete en vanaglorias la humillante y desesperada compasión.

Nombraras vientos su perfume en las alturas verdes de tu tallo
servirá de lapida el marchito ramo de flores que entregaste
y gota a gota dejaras  caer al suelo, toda tu sangre de bondad.


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