La palidez lunar de tus mejillas
le roba a la noche la perlada luz
y el cielo azul se tiñe en mil estrellas.
La blancura de las copas de la vieja encina
las piedras sueltas de los valles y la vieja canción
poemas mudos de los paseos eternos que imaginamos.
El velero corazón que camina en la mar
alejase lentamente de la solitaria y perdida orilla
y se suelta a la brisa que sopla en su popa.
Perdido en el horizonte va, aquel ángel negro
que recorrió alguna vez la linea difusa
que separa el inmenso cielo de la bella tierra
A lo lejos queda el bosque, el verde y tupido bosque
que regalo en mil auroras las bellas palabras de la mañana
se pierde entre las nubes que bajan del cielo a despedirme
le roba a la noche la perlada luz
y el cielo azul se tiñe en mil estrellas.
La blancura de las copas de la vieja encina
las piedras sueltas de los valles y la vieja canción
poemas mudos de los paseos eternos que imaginamos.
El velero corazón que camina en la mar
alejase lentamente de la solitaria y perdida orilla
y se suelta a la brisa que sopla en su popa.
Perdido en el horizonte va, aquel ángel negro
que recorrió alguna vez la linea difusa
que separa el inmenso cielo de la bella tierra
A lo lejos queda el bosque, el verde y tupido bosque
que regalo en mil auroras las bellas palabras de la mañana
se pierde entre las nubes que bajan del cielo a despedirme
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