viernes, 11 de noviembre de 2016

Blanca Estela

Bajo la barca que cruza el mar se pierde la huella del camino
la estela no anidara en ella, se perderá sin querella como fugaz estrella
y la chispa del cielo encendido buscara la ruta el destino.

El vino de la noche roza mis labios con un suave carmesí
su dulce y embriagador beso espanta los temores de la soledad
la calidez transporta el pensamiento y convierte todo en mi hogar.

La ensenada murmura  caricias de ayer en pos y en contra
como la lluvia y el sol en el mismo instante, quema y refresca
con privadas caricias de amante y perdidos besos fugaces.

Poniente y oriente la misma flor, la misma risa, la misma cosa
que cuando quiere me abandona, en tortuosa despedida
me quiere, me deja, me olvida, aun sabiendo que es, la mas querida.



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