Mora, en las diminutas y verdes montañas
como fruto fresco que añora el sol de unos besos
y se atañen al colage que desmenuzo el tiempo.
El cálido desierto que en invierno te abriga
la sal en la piel el murmullo del mar y tus pasos
disimulan ese fulgor que roban los años.
La vereda ya no florece por la mañana
el árbol sacude su pesada carga de hojas
mientras el rubor estival se aleja lentamente.
Ya volveré dice en voz baja casi en silencio
su gracia quedará cautiva en los brazos del invierno
del frío cruel, de su nieve, su escarcha y viento eterno.
como fruto fresco que añora el sol de unos besos
y se atañen al colage que desmenuzo el tiempo.
El cálido desierto que en invierno te abriga
la sal en la piel el murmullo del mar y tus pasos
disimulan ese fulgor que roban los años.
La vereda ya no florece por la mañana
el árbol sacude su pesada carga de hojas
mientras el rubor estival se aleja lentamente.
Ya volveré dice en voz baja casi en silencio
su gracia quedará cautiva en los brazos del invierno
del frío cruel, de su nieve, su escarcha y viento eterno.
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