jueves, 3 de noviembre de 2016

Mora

Mora, en las diminutas y verdes montañas
como fruto fresco que añora el sol de unos besos
y se atañen al colage que desmenuzo el tiempo.

El cálido desierto que en invierno te abriga
la sal en la piel el murmullo del mar y tus  pasos
disimulan ese fulgor que roban los años.

La vereda ya no florece  por la mañana
el  árbol sacude su pesada carga de hojas
mientras el rubor estival se aleja lentamente.

Ya volveré dice en voz baja casi en silencio
su gracia quedará cautiva en los brazos del invierno
del frío cruel, de su nieve, su escarcha y viento eterno.

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