domingo, 12 de febrero de 2017

Mágica inocencia

Sábado a la mañana, te vería otra vez
quizá en el letargo de inocente adolescencia
cuando sientes los primeros trotes del corazón
y las húmedas manos, sabe diferente.

El saber si estabas, era como jugar dados
la incertidumbre, ansiedad y el silencio
caben en una emoción como mil besos en unos labios
entretanto giro suavemente el picaporte a tu reino.

El camino a tus pies, se inunda de innumerables fragancias
madres selvas, glicinas, flor de azar que rodean tu jardín
calas blancas, que me reciben en la entrada
con su copa servida como brindando por ti.

Con la llave mágica de la audacia en mis manos
me adentro en tu aposento y te hallo dormida
y en busca de recrear la mágica escena, te beso cual princesa
te beso suavemente, hasta que tu luz me encandila.

Tu temerosa, vacilante y fresca sonrisa
me abruma en el recuerdo, de aquellas mañanas
otoñal era el sol que como lumbre magnifica
 se perdía en la dulzura y el aroma de tu alcoba.

El perfume de afuera, se colaba como el sol en hilos de oro
la cortina que simulaba un jardín de rosas, parecía viva
tu inocencia y la mía se veían a la cara en ese instante
y tu rocío sedoso y tibio, impregnaba mis manos no tan inocentes.

La caja de música le daba mas magia a tu reino
y este bosque florido, amencia lentamente
o no amencia como lo hace hoy
presuroso enfurecido y sin ti.

Mágica inocencia que desborda 
el lúgubre recuerdo casi perdido
que viví, con la que trae la alegría
hoy tan apartado de ello, que parece un sueño.




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