miércoles, 1 de febrero de 2017

Yemanya...Diosa del mar

Montevideo-Uruguay

Procesión de barcas

Bajo un lluvia furiosa caminan los fieles
como siendo probados en su fe, por el cielo o el mar.
Las blancas vestiduras y turbantes infinitos
de todos los colores en representación a sus dioses
dibujan un camino desde la avenida
hasta el reino espumoso que se adentra en la playa.
Sendas interminables de velas, cubiertas ante la lluvia
por improvisados faroles hechos de botellas de descarte.
Huecos en la arena, ahora desmoronados por el aguaviento
que pareció inundar esta blanca playa
gente arrodillada, en busca del milagro
mientras la esperanza se bambolea como la marea
que se adueño de la noche y del mar, mostrando su reino.

Familias enteras entregadas a una santa misión
festejar su respeto a la diosa de los mares.
Stella Maris para unos,
Yemanya para otros.
Su gracia es la misma y digna de adoración
que permanece vigente hasta hoy, como el milagro.

Corren, caminan,  empujan y cargan sobre sus hombros
las ofrendas y trabajos que han de entregar al mar
al espíritu universal de la Diosa, que los aguarda
con cierto enojo en las orillas,
que desparrama a los creyentes
como muñecos de papel haciendo infructuoso
la entrega de talentos espirituales o sacrificios
que durante un año, fueron capaces de preparar.

Pobres y ricos con devota persistencia
cargan las barcas que fueron bendecidas
con cantos e incorporaciones espirituales y milenarias
de dioses que pululan el panteón humano.

La lluvia se detuvo,
los pasos en el blanquecino piso
 y los tambores, siguen sonando a raja tabla
como que se acercara el momento culminante del ritual.

La mezcla de los idiomas mal pronunciados
le da un mítico sabor al festejo que abunda.
Desde lo alto, arena arriba, siguen bajando
diminutas, precarias y hasta a veces elaboradas barcas
en honor a tal divinidad,
las cuales serán llenas de toda clase de ofrendas,
en un festín, que se me antoja a los antiguos reyes.

Joyas, perfumes, adornos, flores, velas, inciensos
todo lo que ambiciona el hombre sera entregado
al espíritu bondadoso de la madre de los mares
por la cual los feligreses lo darán todo.

La magia que parece no tener fin, acaba
llantos de felicidad quizá por alguna promesa cumplida
vuelve la lluvia que se ausento por unas horas
la gente camina lento, misión cumplida para unos
para otros, falta todo un año de espera y paciencia.

Hoy recuerdo ese día aquí, eramos como adolescentes
que experimentaban todo lo nuevo en cuerpos de adultos
hoy te recuerdo, toda de blanco como un Ángel
la carroza nos subió en Viacava y tus ojos
iluminaron ese camino de piedra para siempre.






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