jueves, 23 de febrero de 2017

Un día más

La negra figura de la naturaleza que como trampas de acero 
apuntan al cielo, se clavan en la noche que termina.

El sol y yo, volvemos a encontrarnos en el camino
en ese hipócrita camino que se dibuja entre el cielo y la tierra. 

Siempre nos vemos a la cara cuando el llega
es un duelo de miradas que simula eternidad.

Todo parece inerte, quieto, estático
y aunque el mundo respira, todo es yermo.

En el clamor de la ciudad se pierde la noche 
el encanto y su musa se esfuman como fantasmas, ya no están.

La gota que golpea el suelo se evapora en esperanzas 
bajo el sol del nuevo día que aleja la prisa y muerde labios.

El orgulloso canto del gallo no ah cesado en toda la noche
mientras todo despierta el buen día es lo que prima.

Callada la mañana aturde, los impávidos arboles se rascan 
de insectos y aves que abundan en el plumaje verde de sus ramas.

Se deleita el corazón en repentinos segundos de bellas cosas sin nombre
que llegan solo en ese instante y ya jamas, jamas.

Los verdes comienzan a aparecer lentamente
como que el cielo encendiera la luz, otro día comienza.



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