martes, 18 de abril de 2017

Flagelo

Me llevaste al laberinto de tus ansias
arrancando de mi feliz niñes la inocencia
en el alboroto depravado se tu ser,
que hoy deambula sin prisa en busca de muerte.

Abriste en mi alma una herida de carne
que llevo por dentro como un tumor.

La palabra tabú 
 que se entierra en el corazón cada vez más
alude al hecho deshonesto, de tu sangre y la mía.

Vejaste mi tierno cuerpo, mi fragilidad y pureza
por ser yo, 
simplemente vulnerable e ingenuo de tu malicia.

Recuerdo mi alegría al verte hasta ese día.

Después
la vida fue gris y penosa para siempre,
y hasta los olores me apuñalan.

Luego el miedo, la vergüenza y todo lo demás
que hoy como una sombra caminan a mi lado.

Es una montaña que pesa a veces mas otras menos
pero sin dudas pesa.

Apenas puedo pensar, sin cerrar los ojos como ayer
temiendo en mis sueños, 
volver a ser niño y caer en tus manos
que al tocarme, 
dejaron en carne viva los futuros pasitos 
que regalaba, la dulce niñez.


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