jueves, 13 de abril de 2017

Rojizo y oro

Las lágrimas de los árboles,
caen como hojas color rojizo y oro.

Se deslizan suaves 
en el rostro frío y tibio del otoño.

Caen en el vasto mundo y sobre mi.

Convierten este banco de plaza,
en una barca,
y mis pies inundados de hojas
ya muertas,
se hunden en ellas como en la playa.

La brisa otoñal que aleja el verano, 
las mueve cerca de mi como olas
y se va adueñando de todo,
hace que  le pertenezca.

Los ciruelo del Prado,
con sus hojas violáceas, 
me sonríen bulliciosos.

Todos los tonos de verde, 
corren hacia la noche tras el sol 
y se pierden en el rosedal.

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