El atardecer presuroso se pone en su sitio
para que solo el sol de tu mirada reine
y la luz de tus labios, invadan instintos
y mis labios, quieran iluminarse en ellos.
Se ve en tu madura esencia
el fulgor de tus veinte años
como cuando el invierno nos regala
todos esos días, ese sol resplandeciente.
Carrusel interminable de la noche
que nos llevo al laberinto sin lugar
que nos hizo dar vueltas y vueltas
que arranco sonrisas, miradas y caricias.
Fines, sin fines
lapsos de tiempo
destinos jamas soñados
cantos del ayer, que suenan igual hoy.
Alejas tu sed
con el jugo dulce del limón
que disfruta besando tu boca
aun antes de mis besos.
Tu hermoso brazo sobre tu pelo
mientras descansas relajada
tiene la gracia de una pieza de ballet,
y la belleza del ala de un cisne.
La sublime forma de tu brazo
el recoveco exquisito de tu axila, que es su raíz
la forma en que se eleva al cielo
mientras tus ojos, quien sabe que sueñan,
me inspira poesías.
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