Quizá encuentres allí,
en algún rincón del alma
una silla para mi.
Tal vez no me importe
permanecer como espectador
si puedo verte.
Y si te vez al espejo
y en esas cosas locas del destino
una sombra notas que sigue tus pasos,
no le des importancia
quizá fuere aquel que una vez dijo amarte.
No temas nunca
ahí en el baúl de tu altillo oculto
permaneceré cautivo de mi.
Para que en la ciénaga
que rodea el desenfado de las palabras,
me sienta reconfortado en tus latidos.
En el pasado a quedado
la rumiante suplica de mis labios
y el silencioso encuentro de las almas en tu alcoba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario