miércoles, 1 de marzo de 2017

Con los ojos cerrados

Así me halló, la abundancia de soledad.
Quiero llenar mi cama, y me acuesto atravesado en ella.
Cierro los ojos tras el sueño, es lo único que buscamos a ciegas.
Veo en esa oscuridad, imágenes grotescas, sin forma, no me dan miedo, pero no lo explico.
Mientras en mi mente, esto pasa, el afuera es otro mundo.
Hay un viento de tormenta, pero no hay lluvias aún.
Lejos se oyen sirenas, o alarmas que se mezclan, en un caos de gritos artificiales.
Bajo la ventana, las hojas caminan sin parar, parecen querer arrullar mi sueño.

Oigo mi respiración, es suave y relajada, es casi, como que me sintiera en paz.
A está hora, cuatro cero seis de la madrugada, apenas siento ganas de dormir, pero sigo con mis ojos cerrados.
Mañana temprano, bueno mejor dicho en un rato, cuando abra los ojos, quiero recordar este momento.

Las últimas brisas del verano, quieren aprovechar, y meterse a hurtadillas la casa, por el tragaluz del dormitorio, pero el pino, ese que vive a unos pasos de aquí, me silba, alertando al torbellino que se acerca.

Buenos días día, diré en unos minutos, hoy también, tu amanecer es en mi.

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