jueves, 2 de marzo de 2017

¡Oh!, mis higos

El agreste pesar de las horas, 
embalsaman los movimientos del corazón,
lento este, susurra en vez de latir,
los pájaros de alrededor, siguen en lo suyo.

La higuera, la pequeña higuera,
este verano, no ha dejado de parir,
es por esa razón, que las aves y yo
nos hemos declarado la guerra. 

Sus espías, rondan en los muros todo el tiempo
tienen tropas interminables, yo, estoy solo
y esta mañana particularmente 
se oyó el clarinete de, ¡ A LA CARGA! 
y la higuera quedo arrasada.

En fin, estos pájaros ganaron la primer batalla,
intentare hacerme aliado de esos gatos noctámbulos, 
que cuando quieres conciliar el sueño, comienzan a amarse,
bueno, al menos ellos tienen, con quien amarse.

Solo una persona, ha probado los dulces higos de esa planta,
 y la dulce fruta madura, que ese diminuto árbol puso en su boca,
disolviéndose entre su paladar y su lengua,
haciendo de sus besos, el mejor de los manjares.

Hoy quiero recordar esos besos, mordiendo, y llevando a mi boca esos higos,
intentare por todos los medios, persuadir a esas aves,
que con hambrienta inocencia, devoran sin saber,
de esos besos, que ella hace madurar, en este verde panal.





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