lunes, 27 de marzo de 2017

Encadenadas gotas de lluvia

El dulce veneno de tus labios,
arde como el humo en los ojos, 
más aún, 
sin saberlos envenenando los míos.
Cómo será el río
que corre de prisa,
mientras la montaña nevada se derrite, 
cómo será el amor, dentro de ese hoy, 
tu lejano volcán.

Hay brazas en mis pies,
el fuego va y viene,
me hamaco y el reflejo de mi rostro, 
me ve desde la copa llena.

Busco aquellos destellos
en el monumental cielo negro
y aparece la lejana Vía Láctea 
como una alocada esperanza, 
que muestra una estela que revela el camino.

Noche gigantesca, turbia​ noche, 
es como una tarea imposible alejar el viento de la vela.
Sopla la brisa,
Las encadenadas gotas de lluvia, que llegan desde allí,  
cuelgan como pendientes, y me delatan, 
cómo se delata el niño jugando a las escondidas.

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