viernes, 31 de marzo de 2017

Pintoresca mañana

La brisa del mediodía se posó sobre el arbolado patio de casa.
Juega a ser mar y como las olas, ondula el telar que hace de sombra.
Un benteveo solitario, detiene su vuelo y se apoya en el fogón que enciendo en las noches, que ahora permanece apagado y cual vigía observo todo a su alrededor con sus pequeños ojos de noche estrellada.

Los verdes todos se mezclan entre sí, danzan al viento.

El brillo del sol pega en el suelo, el airecillo, arrastra hojas y aromas.
De entre el abultado bosque que aún no se contagia de otoño, se ve el cielo azul, acompañado de nubes blancas.

Las tres sillas blancas de plástico hoy vacías, paren hablar entre ellas rodeando la mesa de mármol.
Tres palomas me sobrevuelan  el aire fresco que en remolinos sacudió bruscamente el papel, las letras y el corazón.
Una diminuta mariposa blanca que hace rato da vueltas, debe querer decirme algo, quizá trajo tu mensaje y tu beso, quiero quedarme con eso.

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