Que fácil fue para mi, por ti,
desprender una estrella del cielo
correr por el inmenso espacio
casi sin respirar, para complacerte.
Fue como de un árbol, su dulce fruto arrancar
y entregártelo, en esas manos tuyas mujer
nada puede haber mas delicioso que servirte
porque eres Diosa, poesía, y para mi, prosa.
Retornan las mariposas, las aves, y las lluvias
vuelven los veranos, cálidos como antes
haciendo lentamente encallar
los inviernos en las dulces primaveras.
Pero los otoños, los guardare para mi, en el libro del corazón
como quien a un tesoro, en el, te escribiré
todo lo que resista mi pincel, con tinta de oro
para que siempre vivas en este libro que tanto adoro.
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