Después de la copa de vino tinto
luego de las risas y el llanto
comenzaron las caricias y besos.
Esos húmedos besos, que despiertan todos los instintos
y aunque vacíos de sentimientos, atropellan el momento banal
por el desamor, o la falta de amor.
Envuelven la lujuriosa habitación las ansias
iluminada por tu luz, y dos velas encendidas
y un sentido morbo nos inunda, como la noche.
Quiero cerrar los ojos, para no verle
o cerrarlos para recordarte
y me entrego prisionero, sin resistencia.
En sus blancas manos, ella poseyó mi viril sentimiento
se adueña de mi, como una leona de su presa
el dolor y la soledad, escapan por la ventana.
Se sumergen en el verde jardín
que la lluvia, va regando sobre el césped afuera
y en mi alcoba también regó, dentro de mis sueños.
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