sábado, 11 de marzo de 2017

Sobre aquella montaña

Una vez 
vi que sobre esa montaña brillante 
el sol iluminaba.

Entonces 
quise escalar 
en busca de tan maravilloso ser.

Pero al subir 
por sus escarpadas laderas 
caí fuertemente y me quede herido.

Pero sabía
que mi felicidad 
era subir esa montaña.
Después de que mis heridas sanaron
lo volví a intentar 
pero está es vez la helada nieve hirió mis manos 
y me empujó hacia el precipicio 
lastimado otra vez 
mi ya herido cuerpo.

Pero volví a curar mis heridas 
e intentar llegar a la cima 
otra vez.

En ésta ocasión 
procure evitar las escarpadas paredes 
y subir por donde no hay nieve, 
pero el viento cruel me sacudió con violencia 
y a unos cientos de metros de la cúspide 
caí por tercera vez.

Aún sabiendo 
que quizá no llegue jamás 
a ver esa maravilla que yo dentro de mi imagino,
no puedo rendirme, 
o escapar, sin saber que hay en la cima, 
porque aunque muera en el intento, 
ese intentar me mantiene con vida. 

Huir, no es una opción, 
es claudicar a la voluntad de aprender.

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