Una vez
vi que sobre esa montaña brillante
el sol iluminaba.
Entonces
quise escalar
en busca de tan maravilloso ser.
Pero al subir
por sus escarpadas laderas
caí fuertemente y me quede herido.
Pero sabía
que mi felicidad
era subir esa montaña.
Después de que mis heridas sanaron
Después de que mis heridas sanaron
lo volví a intentar
pero está es vez la helada nieve hirió mis manos
y me empujó hacia el precipicio
lastimado otra vez
mi ya herido cuerpo.
Pero volví a curar mis heridas
e intentar llegar a la cima
otra vez.
En ésta ocasión
procure evitar las escarpadas paredes
y subir por donde no hay nieve,
pero el viento cruel me sacudió con violencia
y a unos cientos de metros de la cúspide
caí por tercera vez.
Aún sabiendo
que quizá no llegue jamás
a ver esa maravilla que yo dentro de mi imagino,
no puedo rendirme,
o escapar, sin saber que hay en la cima,
porque aunque muera en el intento,
ese intentar me mantiene con vida.
Huir, no es una opción,
es claudicar a la voluntad de aprender.
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