Allá en alta mar, como el ave en el cielo
pintan las olas con la espuma de sus cimas
naves de ensueños que abarcan esa inmensidad
que quita el sueño del inquieto navegante.
Su altanera presencia sobre las aguas
que brillan igual que el sol
descubre figuras talladas perfectas
en su proa, entre babor y estribor.
Sus velas colgadas del mástil
que llegan a las nubes parecen alas
que se mueven al viento respiran
en un bamboleo salvaje que domina.
En esos montes que en el mar flotan
con gracia y porte de Reina
sueñan los hombres con mis tesoros
y esa mujer con ser mi dueña.
Y aquí en mi laberinto de nada
te veo a ti palpitar del otro lado
creyendo lo que tu quieras
aunque me sienta yo, lapidado.
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