Tus ojos, que apasionados me veían hace rato
ahora casi se cierran, mientras descansas en mi pecho
tu respiración agitada, se funde en la cálida habitación
e inundas con tu aroma, la mañana que fue nuestra.
Huelo tu pelo, que llueve sobre mi
levanto y beso la azucena de tu mano
que cual flor, decora también mi pecho
y es callada testigo del instante.
Acaricio la juventud casi inmaculada de tu espalda
que se robo el tesoro de mis besos, cual pirata
dejando vacío de amor todas las reservas de mi vida
y que ahora pululan en el delicioso cielo dentro de ti.
El silencio absoluto, parece perfecto cuando miras
y mis labios húmedos desbordan tu abdomen de pasión
escalo y llego a los ríscos deliciosos bajo tu cuello
y encuentro en tu suspiro, el alivio dentro de ti.
Nos sorprende la tarde, empapados en nuestra dulce humedad
que observas con mórbido deseo y sonrisa cómplice
mostrando tu femenina experiencia con ese gesto sensual
y explotas en la playa de mi lecho y me haces a mi explotar.
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