Me preguntan que es poesía
y en realidad, no lo se.
Es quizá la brisa que levanta las ramas de ese árbol que me da sombra
o tal vez la hoja que se desprende de su tallo
o porque no, el remolino que las junta en un rincón
donde se despedazaran y desaparecerán para siempre
convirtiéndose en polvo, para ser poesía nuevamente.
Entonce la respuesta es esta,
nosotros somos poesía
la incluimos como la sal o el azúcar, a nuestro antojo.
Mientras reflexiono,
escucho a las dispares gotas de agua caen en el árido suelo
que las evapora casi al instante
como que ese ejercito de nubes
enviara de a un solo hombre a las lineas enemigas,
dejándolos morir casi fusilados.
Pero comienza el bombardeo celeste o gris.
lluvia...
el vapor dura unos segundos,
el suelo se empapa completamente.
no vi la oscuridad fuera de casa
mis cortinas oscuras ya me tenían en penumbra
bajo otra lluvia.
Busco el lápiz, como para dibujar el momento con letras
pero no lo haré, este, quiero sea mio
quiero disfrutarlo, empaparme, beberlo, hacer lo que yo quiera con el
porque se me ha regalado y es mio.
Salgo, por la puerta de la cocina hacia el patio de atrás
bajo los escalones mientras la lluvia me moja
dejo que la lluvia me bañe y elevo al cielo mis brazos como una suplica
míos ojos cerrados se abren
mi vista recorre el prado también bañado en perlas
soy el dueño del espectáculo
mientras la sinfonía indefinida cae a mi alrededor como música
y los aplausos que provocan las gotas de agua, son para mi.
El viento me hiela, subo pausadamente y entro
La toalla perfumada que me esperaba
en el taburete negro junta a la mesa en la cocina
me seca delicadamente.
el calor del interior me acoge
veo desde aquí, quizá el ultimo jazmín de esta primavera
que brilla como un diamante en este paisaje de distintos verdes
sigo empapado, caminando en la resbaladiza loza.
Me apronto un té como me gusta
y termino disfrutando, las ultimas gotas de esta lluvia
que trae aun, algunas gotas rezagadas que me regalan
miles de coronas de plata en los efímeros charcos de agua.
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