Dejé escapar la pluma que descansaba
en el frasco de tinta sobre este improvisado escritorio
que soporta en sus delgadas patas,
los codos y manos de un escritor que busca entre letras, decir algo.
Mis pensamientos van tras de ti,
por esas aguas que no dejan huella.
jamas llegaran a puerto,
pues no se donde moran tus pies.
Muy hondo se clava la espina de esta aprensión,
que desoja más que el otoño.
Pasan por la mente
diálogos que envenenas el corazón
y vuelve a cavar un hoyo en tu frágil musculo
que he tenido en mis manos como un tesoro.
Denota el invernal sabor que trae la desdicha
un amargor de muerte en vida.
Se dispara hacia cualquier lugar
esa sombra que acompaña también en la oscuridad
haciéndose dueña de los pasos
que aun, no fueron dados.
Mientras la pluma se dirige al papel
y mientras la vela chisporrotea cierta mágica esencia,
acostumbro mi moribundo que yace inclinado
a sentir el frió bálsamo que como un tul
cubrirá mi ultima morada.
Los cazadores de almas perplejos
disfrutan su próximo banquete
que entregara cual Rosario
bajo esa bruma el sonar del clarinete.
Y quizá allí donde haya siempre sombra
bajo el pino torcido donde canta la alondra
permaneceré en silencio como siempre
esperando que algún día pases...para verte.
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