Pino y luna
postal que querría describir
con infinita dulzura y detalle.
mientras esta señora de plata nos ilumina
y su magia desborde emociones.
Casi rompe en el amanecer la noche
un viento embriagado pugna contra todo
las nubes, como en carrusel, dan vueltas en el cielo
la luna cual copa colgada, en la augusta negrura celestial
parece ser acariciada por nubes amantes
que, dando vueltas en gracia como en un vals
estiran discretamente su espesa libertad
pero no logran alcanzarla
dándole paz al pino
que a la distancia y con sus ramas
finge abrazarle.
dándole paz al pino
que a la distancia y con sus ramas
finge abrazarle.
Mas aquí donde los hombre
cantan los gallos a su vez
cantan cerca y lejos.
El viento regio y orgulloso
silba, grita, golpea y sacude
queriendo tapar el natural canto del ave.
El hornero sobre el muro, con su plumaje marrón rojizo
parece ver este espectáculo y lanza su peculiar canto
simulando carcajadas a estas horas de la mañana.
El manto del amanecer, se va acomodando
como lo hace cada día desde siempre
aunque el velo de mis ojos permanezca cerrado.
El cielo se torna naranja, amarillo y oro
y hasta las nubes le copian tal belleza
se asoma allá a la distancia el astro Rey
pero sabe muy bien que su fulgor
hoy aquí no llegará.
El imponente viento, luchara por este día
que domina desde la madrugada.
En ese intercambio de grandes pródigos naturales
somos solo espectadores
que se deleitan eternamente.
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